domingo, 17 de marzo de 2013

¿Sabías que...? Reflexión


La fuerza más poderosa en la vida…
¡El amor!

La mejor posesión…
¡La fe!

El mejor canal de comunicación…
¡La oración!

Lo más importante en la vida…
¡El poder de Dios!

El mayor gozo…
¡Dar!

Algo de lo que menos podemos prescindir…
¡La esperanza!

El hábito más destructivo…
¡Preocuparse!

La computadora más increíble…
¡El cerebro!


La mayor rdida
¡La pérdida de respeto a uno mismo!

El mayor recurso natural…
¡La juventud!

La característica personal más fea…
¡El egoísmo!

El mayor obstáculo que hay que superar…
¡El temor!

El atuendo más bello…
¡Una sonrisa!

La enfermedad más invalidante…
¡El chisme!

La palabra con mayor poder…
¡Puedo!


La emoción que menos vale la pena…
¡Lástima de uno mismo!

El mayor estímulo…
¡Animar!

La mejor píldora para dormir…
¡La serenidad!

La posesión más preciada…
¡La honradez!

El trabajo más satisfactorio…
¡Ayudar a otros!

…Y la mejor actitud…
¡La gratitud!

La gratitud revela la bondad en la vida.
Hace que lo que tenemos sea suficiente, y más.
Convierte la negativa en aceptación,
el caos en orden, la confusión en claridad.
Convierte una comida en un festín,
una casa en un hogar.
La gratitud hace que el pasado tenga sentido,
hace que hoy haya paz y prepara un plan
para el mañana.

sábado, 16 de marzo de 2013

Una lágrima


Una lágrima: es eso que humedece los ojos del mundo. Y que el mundo se empeña en ocultar. Es eso que nos tragamos tantas veces por soberbia, por orgullo, por demostrar fortaleza y queda atorada en la garganta, apretada en el corazón, comprimiéndonos todo. Es tan profunda, que no sabemos con certeza de donde nace, ni si podrá morir alguna vez.

A veces una lágrima: cicatriza una herida, lava una pena y ablanda.

Una lágrima: es un recuerdo, una angustia, una desesperación, un interrogante. Una lágrima: puede ser a veces el comienzo del perdón, la primera luz de la rectificación que hace estrechar una mano.

Una lágrima: es a veces la gota mágica que hace cambiar por dentro cuando tenemos que pagar nuestra cuota de dolor, la lágrima ayuda. Cuando la derramamos en el corazón querido, o en la intimidad de la amistad, la lágrima une, estrecha, funde.
 

sábado, 9 de marzo de 2013

Para todas las mujeres


¿Qué hay de malo, en querer cuidar a una mujer, si ella te cuida a ti?

Las mujeres tienen fuerzas y capacidades que asombran a los hombres.

Ellas… se encargan de los niños, pueden sobrellevar penas y situaciones muy «pesadas», sin embargo tienen espacio para la felicidad… el amor y la alegría.

Ellas sonríen cuando quieren gritar, cantan cuando quieren llorar, lloran cuando están contentas y ríen cuando están nerviosas. Pero al mismo tiempo que tienen toda esa fortaleza interior, son capaces de esperar impacientes una llamada de teléfono de su esposo o de sus hijos, sólo para oír sus voces y saber que llegaron sanos.


Las mujeres tienen cualidades especiales, por eso siempre se ofrecen para buenas causas. Son voluntarias en hospitales, llevan comida a los necesitados trabajan como niñeras, amas de casa, abogadas y solucionan problemas entre niños y vecinos. Además se adaptan a lo que sea necesario por eso usan trajes, vaqueros, uniformes y minifaldas.

Las mujeres recorren largos caminos para conseguir la mejor escuela para sus hijos y la mejor atención para la salud de su familia.

Ellas no aceptan un «no» como respuesta cuando están convencidas de que hay una solución. Saben perdonar.

Son extremadamente sensibles e intuitivas y los hombres no acaban de entender por qué ríen o lloran ante un nacimiento o un matrimonio. Sin embargo hay más, esa sensibilidad e intuición también les permite saber que un abrazo, un beso y decir te amo en el momento oportuno, puede sanar un corazón dolido.


Las mujeres vienen en todos los tamaños, colores y formas; viven en casas, palacios o cabañas. Ellas corren, caminan, pueden usar un automóvil tanto como una computadora.

Las mujeres tienen mucho qué decir y mucho para dar. El corazón de las mujeres hace girar el mundo. Y a cambio, todo lo que ellas esperan es un abrazo, un beso o una caricia.

La belleza de una mujer no está en la ropa que lleva, en su figura o en la forma en que se peina.

Si quieres descubrirla, tendrás que mirarla a los ojos, que es la puerta de su corazón, donde reside la esencia de su alma.


«Tienen que aprender a reconocer
a una verdadera mujer
cuando toque a sus puertas
para que, así, no la dejen ir»

 José Luis Prieto

www.reflexionesparaelalma.net

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